Y así, habían pasado meses, quizá años desde la última vez que escribí un epitafio en el cementerio de los versos, esos versos perdidos, tan perdidos a la deriva como mi alma y mis animos por vivir la vida.
Meses buenos, tiempos malos.
Un pequeño angelito y por el otro lado, una mujer que no es lo que pensé, a veces muy buena, a veces muy mala...
Han sido más días malos que buenos, hay guerras por doquier.
Siempre he sido dudoso si más allá de la muerte existe algo más, a veces creo que el cielo y el infierno estan aquí, en la tierra.
Tambien el purgatorio.
He pecado.