Recuerdos...


¿Recuerdas cómo nos conocimos?

Fue un 29 de mayo, tú me contéstate un tweet.

Vaya comienzo, ¿no?

 
Esa vez me dijiste que yo solo pedía amor y yo fui quien termino escribiéndote unas cuantas palabras. Yo no sabía que en esos días estabas pasando por algo muy difícil y créeme que si en mis manos hubiera estado el estar junto a ti para abrazarte y consolarte lo hubiera hecho, incluso cuando no sabía ni tu nombre.

Incluso dijiste sí dormiría tranquilo o sólo quedaría como una ilusión; parece que solo me quedara como una hermosa ilusión, te dedique letras que jamás podré decirte de viva voz, decírtelas al oído… Mi musa.

Te confieso que al otro día les comente a mis amigos, ellos me tomaron de a loco ya que le escribí a una desconocida.
Nunca pensé que volviéramos a tener más interacción después de esa noche, ya que no ponía mucha atención a las personas que me seguían, pero las siguientes noches no pude ignorarte. Solo teníamos interacción por twitter y después nos pasamos a Facebook; no estaba muy seguro de hacerlo, incluso lo pensé pero termine agregándote.

Empezamos platicando durante las noches, pero las pláticas eran a diario, yo no lo creía, ¿acaso desde ahí te empecé a tomar cariño? Ya solo esperaba la noche para entrar a Facebook y platicar contigo. Hablábamos de tantos temas, ¿lo recuerdas? Parecía que no se terminaban los temas de conversación.

Nos publicábamos en nuestros muros de Facebook, era algo verdaderamente increíble, o al menos para mí lo era. Extraño esas publicaciones.
Me acuerdo cuando nos casamos en twitter, te lo pedí con el pretexto más tonto y tiempo después lo volví a hacer y volviste a aceptar. En esa ocasión el juez fue Fail, y varias cuentas hasta nos felicitaron.

Recuerdo que bromeábamos diciendo que mi madre te metería a prisión, ya que yo, en ese entonces, era menor de edad.

Y así íbamos platicando a diario, cada vez un poco más de tiempo. Después de un tiempo me pasaste tu número de celular y empezaron los mensajes y con eso la esperanza de un día escuchar tu voz.

No sé si me creas pero guardo los mensajes con mucho cariño. Todos los mensajes.
Una vez mientras veía un programa de televisión sonó mi celular, jamás me imagine que fueras tú y menos lo que decía el mensaje…
Más que felicidad fue lo que sentí en ese momento.

¿Te acuerdas de esa plática hasta casi las 7 de la mañana?

Nunca había durado demasiado platicando con alguien y sin aburrirme, esa madrugada quedo para la historia, como tú lo dijiste.
Un día sentí celos, sí celos, ¿Por qué sentía celos? ¿Acaso me estaba ganando el sentimiento?

No podía creerlo y termine diciéndotelo. Tú no lo podías creer, estabas igual que yo, pero ese día termine dándome cuenta que ya te había tomado un cariño, que me hacías demasiado feliz con tan solo platicar. ¿Cómo era posible que alguien me hiciera muy feliz y más cuando no la tenía cerca? La distancia me impedía verte, tocarte, pero te sentía; lo sé, es raro eso.

Al parecer me estaba enamorando y no, nunca lo imagine, no era algo que yo quisiera, no era algo que yo pudiera controlar. No te miento, al principio negaba de lo que sentía pero era por miedo. Miedo a no conocerte, miedo a que me rechazaras, miedo a nunca poderte dar un beso, miedo a nunca hacerte una caricia, miedo a perderte sin haberte tenido…


Todas las noches mientras platicaba contigo imaginaba como sería el día que por fin te conocería, imaginaba que iría por ti a la central, te estaría esperando con un gran ramo de rosas, tan hermosas cómo tú, tal vez te llevaría un pequeño detalle, algo que fuera de tu agrado. Esperaba con ansias ese día. Yo sabía que faltaba menos para ese momento, cada día que se iba consumiendo era uno menos en la espera.
Admito que me enamore de las canciones, de tu carácter, de tus cambios de humor, de tus bromas, me había enamorado de una mujer hermosa. De una gran mujer, una guerrera.
La primera llamada, cuando por fin escuche por vez primera tu voz, tú me decías que la odiabas, ¿porque? Sí yo la amé al segundo de haberla escuchado. Era la primera vez que hablábamos, no podía dejar de caminar por toda mi casa, no sé si lo recuerdas pero estaba muy nervioso y así me dejaste pues tuviste que colgar para entrar a clases. Después me moría de vergüenza porque yo esa vez tenía mi voz ronca, estaba muy enfermo de la garganta, pero lo olvide con esa llamada. Me olvide de todo, tan emocionado me habías dejado, cómo la vez que te vi por twitcam, fue muy poco pero con eso me basto.

Después de un tiempo las llamadas eran más constantes al igual que los mensajes, cada que sonaba mi celular solo quería que fueras tú, nadie más. Confieso que empecé a ver tus programas favoritos, pero nunca les entendí.


Tiempo después paso algo que cambió radicalmente todo, los mensajes ya eran menos constantes, casi no llamabas, las pláticas en Facebook cambiaron, ya nada era igual. Y sí, lo acepto yo tuve la culpa. Yo soy el culpable de todo lo que paso, de todo lo que sucedió después y asumo esa culpa. También por esa razón no estás aquí conmigo, tal vez si no hubiese cometido esa tontería estarías en estos momentos a mi lado. Deje de ser tu niño, deje der ser tu amor. Pero para mí aun eres mi niña, mi pequeña, mi vida, mi amor, mi Dann. No sé porque pero últimamente veo tu cara en todos lados, ¿será mi condena? ¿mi castigo? Trate de que olvidaras lo que había pasado, pero al parecer mi esfuerzo fue en vano, nada volvió a ser igual. A pesar de todo hay ocasiones en que tengo la esperanza que vendrás, me caería muy bien verte, aunque sea un día. Me ayudaría demasiado.
Tú nunca has sido una opción para mí, porque para mí solo eres tú. Por si alguna vez lo dudaste, siempre he sido fiel al amor que te tengo, y sí, porque lo que siento por ti ya es más de un TE QUIERO.


Te pido perdón por si alguna vez te hice algún daño, te pido perdón por sentir celos cuando no debí. Perdóname por ser tan insistente, solo quería hablar contigo y perdón por ser un terco con lo mismo de siempre y te pido perdón pues solo se hacer esto.

Lamento no ser lo que tú buscabas...

 

@MeDicenPipe

 


El amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura

para morir.

Quiereme en mi locura pues mi camisa de fuerza eres tú.