PD: Te amo.

Te amo.

 

Necesito abrazarte,

que tu respiración me alimente,

que con cada latido

desaparezcan a golpes de amor

la ausencia y la amargura,

pues de tu pecho

brotan besos

que al ritmo de un ‘te quiero’

me protegen, me acunan

y mis demonios duermen.

Si me dejas, mantendré viva la llama

hasta que regreses,

y sin preguntas, seguiremos caminando.

Y sin condiciones te seguiré perdonando.

 

Si te duermes, seguiremos soñando,

que el tiempo no ha pasado,

que el reloj se ha parado.

 

Y si alguna vez la risa

se te vuelve dura,

se te secan las lágrimas

y la ternura,

estaré a tu lado,

pues siempre te he querido,

pues siempre te he cuidado.

 

Pero... jamás te cures de quererme,

pues el amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura para morir.

Quiéreme en mi locura,

pues mi camisa de fuerza eres tú,

y eso me calma,

y eso me cura…

Si yo, tú.

Si tú, yo.

Sin ti, nada.

Sin mí, si quieres, prueba...


Posdata: te amo.

 


El amor es como Don Quijote:

sólo recobra la cordura

para morir.

Quiereme en mi locura pues mi camisa de fuerza eres tú.