¿Quién es el dueño de un beso:
quien lo regala o los labios que lo reciben?
¿Quién es el dueño de una mirada:
quien deja escapar frases y abrazos con sus
ojos, o quien es acariciado por ellos?
¿A quién pertenece un sueño:
a quien lo busca toda su vida, aún sin apenas
llegar a tocarlo, o quien lo posee, y sin
embargo lo mima, alimenta y vive de él?
Pues bien, mi amor, yo solo soy dueño de una
herida: la que deja tu ausencia,
la que sangra por dentro,
y la que solo cura tu presencia.
De todo lo demás soy esclavo:
de tu mirada, tus besos,
¡y de ti, que eres mi sueño!
Pregúntale a la luna mi amor...
Pregúntale, amor, a la luna
si no es verdad que en ella
existe un valle, montaña o duna,
donde nacen mis besos
y una estrella los sella.
Pregúntale si no es bien sabido
que por amanecer a tu lado,
hasta de tu boca veneno he bebido
para morir contigo, morir enamorado.
Pregúntale, hoy, a la Luna
si en mi amor…, cabe la duda.